Cuando la Ambición Rompe la Unidad
¿Te ha pasado que has querido hablar con alguien de mucha influencia y te ha resultado casi imposible? Existe la teoría de los 6 grados de separación que sostiene que cualquier persona en el mundo puede estar conectada a cualquier otra persona a través de una cadena de conocidos con no más de cinco intermediarios, es decir, seis grados de separación. Esto significa que, en promedio, solo se necesitan seis pasos o conexiones para conectar a cualquier persona con cualquier otra persona en el planeta.
¿Te imaginas estar a 6 pasos de hablar con el presidente de Estados Unidos, o Bill Gates o el Rey de Inglaterra?
Hay una historia en la Biblia que me intriga. Pero más que intrigarme, me confronta. Es la historia de Absalón, el hijo de David, y cómo este se paraba en la entrada de la ciudad a hablar con todos los que iba a ver al rey por algún asunto.
Antes de que llegaran con el rey, Absalón les preguntaba sobre el asunto a tratar, y al enterarse, les decía que no iban a encontrar solución con el rey, pero si estuviera en sus posibilidades, él les ayudaría.
Absalón se puso entre esos 6 grados, entre la persona y el rey, pero no para agilizar el proceso de solución sino para separar, para ganar adeptos a él. Empezó a socavar la confianza que la gente tenía en el rey, a sembrar duda y animosidad. «No creo que el rey los pueda atender» les decía. «Si yo fuera juez les haría justicia a todos» agregaba.
Y claro, todos queremos respuestas, no queremos esperar una audiencia de días, semanas o meses. Absalón se aprovechó de eso para ganar adeptos a él. No porque quisiera ayudarlos, sino porque ellos le ayudarían a conseguir lo que verdaderamente quería: el trono. Él quería ser rey.
Absalón se había embelesado del poder que no le correspondía y estaba dispuesto a hacer lo que fuese con tal de obtenerlo, incluso si eso significaba derrocar a su padre, el rey.
Absalón poco a poco se fue ganando el cariño de las personas, mientras sembraba rechazo hacia el rey en el pueblo. Algunos incluso lo consideraban su autoridad y hasta estaban dispuestos a seguir sus órdenes.
Absalón abusó del poder que le dio ser hijo del rey, abusó de los privilegios que le dio la posición que tenía. Sin embargo, ese abuso de poder lo llevó a su destrucción, no sin antes haber causado mucho daño al rey y al pueblo.
¿Qué podemos aprender de esto?
No tratemos de usurpar lugares que no nos corresponden. No seamos como Absalón. Promovamos la unidad y no la división. Seamos fieles a nuestros líderes, y si no estamos de acuerdo con ellos, tomemos rumbos separados. No abusemos de la posición de liderazgo que podamos tener.
Por eso la Biblia dice “Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado.”