6 mentiras y 1 verdad que decimos los hijos de pastor
Muchas personas tienen en alta estima la labor del pastor y su familia. Y eso es bueno, pero no del todo.
Por cultura religiosa pensamos en los pastores como personas con un llamado especial, mayor a los de las demás personas. Y en cierta manera es así, pero no del todo.
Los pastores sí se dedican a atender las necesidades de las personas. Los pastores sí se dedican al estudio de la Biblia más que la mayoría de las personas. Los pastores sí se desvelan, desviven y hacen maravillas por atender a la iglesia. Y eso es bueno, pero no del todo.
Soy hijo de pastor; y antes, hijo de predicador itinerante; así que mas de algo sé sobre las mentiras que decimos algunos hijos de pastor y lo que “sufrimos” por “el llamado”. Y en cierta manera sí, pero no del todo.
Empecemos:
La iglesia me quitó a mi papá
Este reclamo viene de la aparente ausencia que sufren las familias por el desequilibrio de los padres. Pero si somos honestos, los hijos de pastor no son tan diferentes a los hijos de los empresarios, gerentes, obreros, choferes, etc. Decir que el trabajo, y en este caso – la iglesia – nos quitó a nuestro papá, es mentira.
No fue la iglesia, sino la falta de equilibrio de los ministros.
La iglesia como tal, como cuerpo de Cristo, es la institución de Dios para la proclamación del evangelio. Esta como tal, no causa dolor, ruptura, desintegración familiar. Son los humanos que las dirigen los imperfectos. Así que, la iglesia no nos quitó a nuestro papá.
Si eres hijo de pastor y crees que la iglesia te quitó a tu papá, no conoces a tu verdadero padre.
Las personas tenían pastor, pero yo no tuve papá
Esta mentira viene de la necesidad de mostrarnos víctimas. Es cierto que algunos pastores atendían más rápidamente a los miembros de la iglesia que a las necesidades y actividades de la familia. Pero una vez más, eso no es culpa de la iglesia.
Como todo CEO que trabaja 50, 60 y 70 horas a la semana desatenderá su familia, igual un pastor. El hijo de CEO es tan igual al hijo del pastor y decir que no tuviste papá es mentira.
Si crees que las personas tenían pastor y tu no tenías papá, no conoces a tu verdadero padre.
Mi papá atendió más a la iglesia que a mi
¿En serio? Es posible que esto sea verdad, pero… ¿estamos vivos no?
Los hijos de pastor necesitamos dejar de victimizarnos ante la congregación y dejar de llamar la atención o buscar beneficios especiales solo porque nuestro papá es pastor.
Si crees que tu papá atendió más a la iglesia que a ti, no conoces a tu verdadero padre.
La iglesia debe recompensarme por lo que sufrí
No deja de causarme risa cuando escucho esta frase. ¿En serio sufrimos los hijos de pastor? ¿Cuál será la medida de comparación con los hijos del alcohólico, de la violenta, de los padres drogadictos, de los de escasos recursos?
¿Cómo podemos decir que sufrimos más?
Solo si altaneramente nos creemos más. Solo si nuestro corazón está lleno de orgullo para pensar que somos merecedores de un mejor trato.
Nunca he conocido de hijos de gerentes generales pedir compensación a la empresa por lo que su papá hizo. O los hijos de los trabajadores de las constructoras pedir casa porque su papá trabajó desmedidamente.
Es absurdo pretender que la iglesia nos “compense” por un sufrimiento que solo existe en nuestra mente.
Si crees que la iglesia debe compensarte por lo que sufriste, no conoces a tu verdadero padre
Nadie entiende lo que se sufre por ser hijo de pastor
Hay comunidades de hijos de pastores para apoyarse mutuamente. Qué risa.
Entre humanos es casi imposible entendernos, por supuesto que no comprenderán lo que pasamos. Pero ¿nos creemos que somos especiales? ¿Acaso sufrimos de alguna condición especial?
Si crees que nadie entiende lo que sufriste por ser hijo de pastor, no conoces a tu verdadero padre.
Nadie sabe lo que tuve que sacrificar por ser hijo de pastor
¿Nos estamos igualando a Jesús? Digo, él sí se sacrificó por la iglesia. ¿Lo nuestro se compara?
Seamos honestos, los hijos de pastores gozamos de alta estima ante la congregación. Por nuestro papá, nos dan lugares especiales. Por nuestro papá tenemos privilegios que otros no tienen. ¿Cuál es el sacrificio?
Si crees que te has sacrificado por ser hijo de pastor, no conoces a tu verdadero padre.
Y así mis amigos, estas y otras mentiras más decimos los hijos de pastor.
La gran verdad que sí decimos los hijos de pastor a la iglesia al proclamar estas ideas es: Su pastor fracasó como papá.
No es justo para nuestros padres que escuchen de nosotros que estuvieron ausentes, que nos hicieron sufrir, que nos abandonaron, que nos descuidaron, porque, aunque pudo ser así, no del todo.
Los pastores se enfuerzan por atender a la familia, se esfuerzan por mantenerse equilibrados, se esfuerzan por proveer para las necesidades de la familia. Los pastores se esfuerzan porque haya alimento en la casa, aun cuando las finanzas de la iglesia no proveen para eso. Los pastores batallan por la carga de vivir en el mundo espiritual y terrenal al mismo tiempo.
Así que, como hijo de pastor, no sufrí, no tengo traumas, no espero recompensa alguna, no espero un trato especial. No de la iglesia, sino de Dios, mi verdadero padre.